la frustración tiene varias caras, algunas las que atravezamos en la tierna infancia al darnos cuenta la diferencia entre ficción y realidad... esa ruptura con lo mágico de inventar el mundo.
Me parece que ahí anida la base de muchas otras sensaciones de enojo, dolor y angustia, y es que en realidad nos olvidamos de que esa misma realidad/ficción tambien nos pertenece.
Quiero decir, si uno cree que solo le pertenece solo lo que inventa, deja librado al poder de los demás lo que hay para crear. y así solo vivimos lo que nos proponen y a lo sumo nos animamos a elegir entre alternativas preestablecidas. En el mundo adulto nos resta recuperar el poder de unir realidad y ficción escribiendo cada vez más nuestros propios argumentos vitales.
La otra cara de la frustración se muestra cuando aprecen las causas que la provocan, cuando no nos gusta lo que vemos, cuando el mundo da señales de que lo que la mayoría quiere no siempre es lo mejor... además eso desorienta un poco. Tambien cuando el aislamiento tiene rostro de abandono, o cuando ser individuo cierto de si, choca con los límites de la pertenencia social.
Y es así, como dice Alma en su ensayos de escribir estas sensaciones de frustración.
1 comentario:
Ufff, la pertenencia social, es tan complicada, y sin embargo seguimos siendo seres sociales, ojala que ademàs recuperemos nuestros sueños de niños y no perdamos màs nuestra capacidad de hacer màgia, por ahì puede ir el equilibrio, y la frustraciòn irà desapareciendo. No sè voy por el mismo camino al otro lado del ecuador...Saludos con mucho amor.
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